lunes, 18 de febrero de 2013

Recuerdos sureños



Eudora Alice Welty nació en Jackson (Mississippi) en 1909, hija de una maestra y de un ejecutivo de seguros. Eudora heredó de su madre la pasión por la lectura y de su padre la afición por la fotografía. Estudió en la Universidad de Wisconsin y se licenció en Publicidad en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia en Nueva York. Vivió la mayor parte de su vida en el vecindario de Belhaven en Jackson. Su vivienda fue convertida en museo tras ser declarada un Hito Histórico Nacional.

Tras un breve paso por la radio, trabajó como agente de publicidad para la World Progress Administración, tiempo en que desarrolló su gran afición, la fotografía. Como agente de publicidad, recogió historias, realizó entrevistas, y tomó fotografías de la vida cotidiana en Mississippi. Fue aquí donde tuvo la oportunidad de observar la vida en el sur y las relaciones humanas que más tarde utilizaría en sus cuentos. Sus libros One Time, One Place (1971) y fotografías (1989) recogen imágenes en las que se aprecian los efectos causados por la Gran Depresión.

A partir de los años 1950, abandonó la fotografía y se dedicó completamente a escribir. Su primer cuento, "Death of a Traveling Salesman", fue publicado en 1936. Su trabajo llamó la atención de la escritora Katherine Anne Porter, quien se convirtió en su mentora y escribió el prefacio para su primer libro de cuentos, Una cortina de follaje (1941). El libro convirtió a Welty en una de las nuevas figuras literarias estadounidenses. Este  éxito le posibilitó escribir en The New York Times Book Review y una beca Guggenheim le permitió viajar a Francia, Inglaterra, Irlanda y Alemania. Pasó algún tiempo como profesora residente en Oxford y Cambridge. Sus conferencias en la Universidad de Harvard están recogidas en el libro La palabra heredada (Impedimenta, 2012) retrato de la infancia donde se pueden apreciar algunos de los motivos literarios de esta autora. Eudora también enseñó composición creativa en diversos talleres y universidades.

Su novela The Optimist's Daughter ganó el Premio Pulitzer a la Novela en 1973. Fue miembro del Instituto Nacional de Artes y Letras, y recibió numerosos honores, como Dama de la Legión de Honor en Francia, o la Medalla Presidencial de la Libertad en su país.

Eudora Welty
Eudora Welty forma parte de una importante nómina de escritores enraizados en el  Sur norteamericano entre los cuales se encuentran William Faulkner, Tennessee Williams, James Agee, Truman Capote, Katherine Anne Porter, Flannery O’Connor, Carson McCullers, Margaret Mitchell o Harper Lee.  Está considerada un clásico universal y según Harold Bloom es “probablemente, la mejor cuentista estadounidense viva”. The Library of America reconoció este estatus cuando en 1998 la incluyó en su catálogo lo que la convirtió en la primera figura viva en ingresar en este panteón.  Siempre contó con un selecto grupo de devotos, entre los que se cuentan Richard Ford, Joyce Carol Oates, Ann Tyler, Alice Munro o Annie Leibovitz,entre otros. Desde hace años, en todo el estado de Mississippi, el 2 de mayo es el día de Eudora Welty.

La hija del optimista (Impedimenta, 2009)
La hija del optimista (Impedimenta, 2009) narra la historia de Laurel, hija del juez McKelva, que se ve obligada a viajar desde Chicago a Nueva Orleáns para ocuparse de su padre que va a ser operado de un ojo. Tras la muerte de éste, Laurel se verá obligada a regresar a la casa familiar en Mount Salus (Mississippi) y a relacionarse con Fay, segunda mujer de su padre. Laurel deberá enfrentarse con su pasado, tratar a viejas amistades  y revivir momentos de su vida que creía tener olvidados.
El escenario de la novela es el sur de los Estados Unidos tan bien descrito por esta autora en algunos de sus otros libros. Los diferentes personajes que transitan por la novela no son sino una muestra más de la extraña y curiosa galería de seres que pueblan las obras de muchos autores sureños. Seres estrafalarios, entrañables en algunos casos, que pueden llegar a producir cierto extrañamiento en el lector pero que son un fiel reflejo de una realidad social bien descrita en el cine y la literatura.

La novela gira en torno a Laurel y a través de los recuerdos de ésta somos capaces de reconstruir un mundo que tiene como pilares básicos la tierra y la familia y que se nos muestra como detenido en el tiempo. Frente a este mundo lento y perezoso en sus costumbres se enfrenta el apenas aludido espacio de Chicago, caracterizado por el movimiento y la modernidad. Son las dos caras de un mismo país, exagerado y espléndido en sus contrastes.  

Laurel quedará definida por su actitud con los demás personajes de la novela pero, sobre todo, por su relación con la nueva esposa de su padre, Fay. Estas dos mujeres representan dos actitudes opuestas ante la vida. Fay, más joven que Laurel, se nos muestra como una mujer orgullosa, atolondrada, egoísta y mundana. Su gran vitalidad la lleva a ser una mujer de acción muy poco reflexiva que no duda en tomar decisiones aunque muchas de ellas sean equivocadas y perjudiquen a los demás. Por el contrario, Laurel, diez años mayor que Fay, es cautelosa, paciente y estoica ante las dificultades que se le presentan. Dos actitudes vitales y dos formas de afrontar al pasado que llegan a su punto culminante al final de la novela, cuando Laurel se enfrenta a Fay por la tabla del pan:

- No sé por qué estás armando tanto escándalo. ¿Qué ves en esa tabla?.-preguntó Fay.
-La historia completa, Fay. El pasado absoluto.
-¿La historia de quién? ¿El pasado de quién? Desde luego, el mío non- dijo Fay-. El pasado no es cosa mía. Yo pertenezco al futuro, ¿no lo sabías?
Y a Laurel se le ocurrió que Fay seguramente ya le estaba siendo infiel a la memoria de su padre.
Ya sé que no tienes nada que ver con el pasado –dijo-. Ya ni siquiera puedes cambiarlo”.(pag. 220)


Es asombrosa la habilidad de la autora a la hora de plasmar los pensamientos de los protagonistas y su complejo mundo interior  y su destreza para lograr que los detalles más nimios cobren vida. En este sentido, es asombrosa la capacidad de Eudora para describir los objetos sobre los que la protagonista posa la vista dotándolos de vida y de un poder de sugestión que nos lleva a evocar momentos muy significativos de un pasado no tan remoto. La autora manifiesta una capacidad asombrosa para delinear espacios íntimos y trazar espacios bien naturales o bien domésticos repletos de una gran connotación.

Casa de Eudora Welty en Jackson (Mississippi)
También es interesante señalar como la novela se desarrolla en dos espacios cerrados y hasta cierto punto, simétricos. La primera parte de la novela se desarrolla en el hospital, con el telón de fondo de unas calles inundadas por el ruido del “Mardi gras” y de una pensión donde las dos protagonistas esperan impacientes el desenlace de la enfermedad del juez. La escena en la sala de espera del hospital donde Fay y Laurel esperan el veredicto final sobre el juez McKelva y, de repente, un grupo de personas organiza una cena sobre cajas de zapatos (pag. 58) es un excelente ejemplo de maestría narrativa a la hora de trazar un cuadro esperpéntico donde unos personajes marginales y grotescos son el centro de la representación. La segunda parte de la novela, más densa y lírica, se desarrollará en la mansión familiar de Mount Salus y estará cargada de gran simbolismo. El episodio del velatorio del juez en que una galería de curiosos y dicharacheros personajes van alternando la palabra en una escena por momentos chocante y caricaturesca nos muestra a una autora con gran maestría en el manejo del registro más coloquial de la lengua y con suma empatía hacia los seres más marginales de la sociedad, como sería el caso del abuelo de Fay o la costurera de Laurel.

El lirismo de esta segunda parte de la novela estará presente en los recuerdos de Laurel hacia su madre y su marido fallecido al poco de casarse. El recuerdo de estos dos seres queridos se entrelaza con impresionistas descripciones del paisaje en donde la naturaleza parece cobrar vida.

La novela aborda algunos de los asuntos de más trascendencia en la obra de Eudora Welty como es la complejidad y paradoja de las relaciones humanas, la importancia de la familia y la trascendencia del lugar como elemento caracterizador de la memoria. El espacio es, además, en esta novela el que configura no sólo los estados de ánimo de los personajes sino también la propia construcción de la trama. El mundo de las supersticiones y de las tradiciones sureñas también tienen cabida en esta novela de la que se ha comentado que permitió a la autora establecer una continuidad con su pasado.

La excelente edición que Impedimenta ha preparado de esta magnífica novela anima a sumergirse en la obra de una autora intemporal que de una manera sutil y repleta de emoción nos lleva a reflexionar sobre la importancia de los recuerdos y de la memoria como fuente de vida. 


jueves, 7 de febrero de 2013

Desafortunado azar

 Edith WartonLas hermanas Bunner (Editorial Contraseña)



Edith Warton
Edith Wharton, (Nueva York, 1862 - Saint-Brice-sous-Forêt, Francia, 1937) fue una conocida escritora norteamericana. Escribió un gran número de novelas, libros de viajes, relatos y poemas. La autora pasó su infancia entre la clase alta neoyorquina que tan fielmente reflejaría luego en sus novelas. Antes de los cinco años, viajó con sus padres a Europa, donde viviría seis años, y tras su matrimonio, también pasaría parte de cada año en Europa: en Italia primero y en París después, donde se estableció en 1907. Sin embargo, no fue una mujer feliz. Durante su infancia solitaria, entre una madre artificial y un padre distante, su fuerte entusiasmo literario asombraba a su familia y a su círculo de amigos nada intelectuales o imaginativos. 
A partir de 1903, la figura más eminente del círculo de amigos de Wharton fue Henry James con quien se la ha comparado a menudo llegando incluso a considerarla una imitadora de este autor aunque ella siempre fue una escritora más realista y menos universal en el planteamiento de sus temas que su maestro. Fue amiga y confidente de otros muchos intelectuales de su tiempo como Francis Scott Fitzgerald, Jean Cocteau y Ernest Hemingway, Theodore Roosevelt,etc.

Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial nuestra autora consiguió permisos para viajar en motocicleta por las líneas del frente, experiencia que describiría en una serie de artículos. Durante la guerra  trabajó para la Cruz Roja con los refugiados, por lo que el gobierno francés le otorgó la cruz de la Legión de Honor. Su labor social fue muy extensa. Al acabar la guerra, volvió a Estados Unidos, país que no volvería a pisar. Fue miembro del Instituto Americano de las Artes y las Letras y el gobierno de Estados Unidos le concedió la medalla de oro de esta institución en 1924, siendo la primera mujer en alcanzar tal distinción.

Cartel  filme La edad de la inocencia
Su obra más conocida es La edad de la inocencia (The Age of Innocence) de 1920, que ganó el premio Pulitzer en 1921. Muchos de sus libros fueron publicados tanto en inglés como en francés. En 1923, fue la primera mujer nombrada Doctor honoris causa por la Universidad de Yale. Fue ampliamente respetada como paisajista y asesora de estilo. Continuó escribiendo hasta su fallecimiento el 11 de agosto de 1937 en Saint-Brice-sous-Forêt, en la región de Île-de-France, cerca de París. Está enterrada en el cementerio de Gonards en Versalles.


Ahora tenemos la ocasión de disfrutar de esta novela con la magnífica edición que ha realizado la Editorial Contraseña de esta obra, en la que se incluye un magnífico prólogo de Soledad Puértolas. Las hermanas Bunner es una de las primeras novelas de Edith Warton, escrita en 1982 pero publicada en el volumen Xingu and Other Stories (1917). Las protagonistas de esta novela corta son dos hermanas que regentan una modesta mercería en un barrio humilde de Nueva York. Un día, con motivo de su cumpleaños, una de las hermanas  le regala a la otra un reloj.  Este acontecimiento será el causante de que los cimientos sobre los que se asienta la vidad de estas dos hermanas empiecen a tambalearse lo que alterará  su aparente existencia armónica. 
Las hermanas Bunner, Editorial Contraseña
Si bien muchas de las novelas de Edith Warton tienen como escenario los salones de la alta sociedad neoyorkina o europea, en esta obra la autora nos sumerge en los ambientes más humildes de la ciudad de Nueva York retratando a unos personajes indefensos que navegan a la deriva en un mundo cruel que los devora. La autora nos introduce en una atmósfera cerrada, casi opresiva en la que viven las protagonistas, con sus pequeñas ilusiones y sus muchas limitaciones vitales. Y en este mundo opresivo juega un papel importante el movimiento tanto físico, como emocional y social en el que se mueven los personajes.
El reloj regalado establece el punto de inflexión de la narración ya que a partir de este momento el tiempo avanzará sin contemplaciones, actuando  inexorablemente sobre el sentido de la existencia de las hermanas protagonistas. El relojero alemán, Remy, al que compran el reloj, irrumpirá en la vida de estas mujeres como una esperanza de vida plena para una y como la confirmación de una existencia para la otra.


Pero la verdadera protagonista de esta novela es una de las hermanas, Eliza Bunner. La presencia del relojero alterará por completo su mundo interior. El relojero le hará pensar en la posibilidad de una vida diferente, más plena pero a la que deberá renunciar en favor de su hermana por su carácter de abnegada entrega. La autora va desgranando con delicadeza sus sentimientos más íntimos y la frustración que esconde su vida de aparente armonía. La otra hermana, Evelina, apenas esbozado en la novela, es la pantalla en la que se mira Eliza ya que es lo único que da sentido a su existencia hasta la aparición del relojero. El personaje de  Evelina actúa de contrapunto de Eliza y refleja el egoísmo y mezquindad una –Evelina- ajena e inconsciente a las renuncias de la otra -Eliza.

Los acontecimientos en esta novela se desarrollan de una forma lenta, casi parsimoniosa hasta el desenlace final que evidenciará que hay situaciones que no cambian aunque medie entre ellas más de un siglo.  Además, Eliza comprobará como su apacible existencia y sus creencias se trastocan por algo que ella considera innegociable y que no es otra cosa que la felicidad de su hermana, Evelina.

Destaca en esta obra, la escasez de acción narrativa y la economía de medios presente en la narración. Un rasgo interesante es, también, el distanciamiento de la técnica narrativa utilizada por la autora lo que no impide que la descripción de algunos personajes esté realizada con rabia y amargura.

Esta novela es, además,  un excelente ejemplo para apreciar la habilidad que tiene la autora para realizar retratos de los personajes con pocos recursos pero de gran hondura psicológica. La autora es capaz de describir la tormenta interior que se desata en el alma de Eliza sin caer en largos parlamentos ni en descripciones profusas sino que directamente, con un estilo sencillo de frases breves y situando a la protagonista ante el conflicto, los lectores somos capaces de identificarnos fácilmente con el desasosiego existencial de la protagonista.

Las hermas Bunner es una novela de amor y de renuncias, de ilusiones y decepciones,  donde los silencios y la soledad son motivos argumentales principales en la construcción de la narración. Estamos ante una novela de gran delicadeza, dramática, inquietante, con momentos conmovedores que nos muestra a una autora de exquisita sensibilidad que no rehúye en su literatura temas tan universales como el amor, la muerte, la religión  o el destino, entre muchos otros. 


lunes, 4 de febrero de 2013

Literatura norteamericana I


Durante este primer trimestre del año vamos a hablar de una literatura tan diversa, proteica y de compleja caracterización como es la norteamericana. Esta literatura abarca tendencias bastante diferentes unas de otras lo que nos permitirá observar el fenómeno de la creación literaria desde diferentes ópticas y puntos de vista. Analizaremos algunas de las corrientes, autores y obras más significativos de la literatura norteamericana del período posterior a la guerra civil de 1861 hasta la primera mitad del siglo XX.    
La propuesta persigue que los asistentes sean capaces de trazar un “mapa” de la literatura de esta época que les permita identificar a los autores y obras más representativos al tiempo que los relacionan con el contexto sociocultural en el que se inscriben.
Toda obra literaria se completa en el proceso de recepción que es el que nos convierte en interlocutores reales de la obra. Es el lector quien completa el círculo creativo que inicia el autor de la obra cuando elabora sus textos. En este sentido, queremos que este taller contribuya a que los lectores que asistan a nuestro taller sean capaces de recrear e interpretar las obras propuestas al tiempo que adoptan una actitud crítica y reflexiva sobre las lecturas realizadas. Los  lectores deberán encontrar los lazos de unión entre las distintas obras y relacionar la producción literaria con otras manifestaciones artísticas y culturales, así como con el pensamiento dominante en cada momento.
En este taller de lectura nos acercaremos a aquellos autores considerados ya clásicos indiscutibles de las letras norteamericanas pero también nos detendremos en otros nombres que quizás resulten menos conocidos pero que no por eso son menos interesantes. Se trata de autores que desempeñaron un papel destacado en  la literatura norteamericana y que ahora están siendo recuperados por muchas editoriales que vuelven sus ojos hacia estos escritores un tanto olvidados por la historia literaria y los lectores.
Si bien se realizará un acercamiento formal a los textos, nuestro propósito no es otro que el de disfrutar con los libros y apreciar su valor ya que también entendemos la lectura como una forma de ocio alternativa. Lectura, pues, como fuente de conocimiento pero también de emoción y placer. 

miércoles, 9 de enero de 2013

Inocencia perversa


Irène Némirovsky, El baile (1930)

Irène Némirovsky fue una escritora ucraniana nacida el 11 de febrero de 1903 en Kiev y fallecida el 17 de agosto de 1942 en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, en Polonia. Hija de un banquero judío recibió una educación exquisita, aunque tuvo una infancia infeliz y solitaria.Fue educada por una institutriz francesa. Era políglota, dominando, además del francés y el ruso, el polaco, el inglés, el euskera, el finés y el yiddish. Vivió durante parte de su vida en Francia y sus obras se escribieron en francés. Tras huir de la revolución bolchevique, después de unos años escondidos en Estocolmo, los Némirovsky llegaron a Francia en 1919 donde Irène obtuvo la licenciatura de Letras en la Sorbona. 


Cartel de la película "David Golder" (1930)
A los 18 años comenzó a escribir. Se casó con un banquero y en 1929 envió su primer novela, David Golder, a la editorial Grasset dando comienzo a una brillante carrera literaria que la consagraría como una de las escritoras de mayor prestigio de Francia. . De esta novela se hicieron en 1930 adaptaciones para el teatro y el cine. Irène Némirovsky se transformó en consejera literaria y amiga de autores como Joseph Kessel y Jean Cocteau.

Siendo una escritora que escribía en francés, reconocida e integrada en la sociedad francesa, el gobierno de este país, sin embargo, rechazó su petición de nacionalización en 1938, en una actitud de antisemitismo. Fue deportada bajo leyes raciales por su origen judío, aunque se había convertido al catolicismo en 1939. Irene fue deportada a Auschwitz, donde murió de tifus el 17 de agosto de 1942. Su marido también fue deportado a Auschwitz y al poco tiempo de llegar, asesinado en la cámara de gas el 6 de noviembre de 1942.
Después del arresto de sus padres, Denise y Élisabeth Epstein vivieron escondidas durante la guerra, ayudadas por amigos de la familia y llevando siempre la valija con los manuscritos inéditos confiados por su madre, entre ellos la Suite francesa. Fue publicada en el 2004. Recibió el Premio Renaudot a título póstumo.


El baile, Ed. Salamandra.
El baile se publicó en 1930, cuando la autora ya empezaba a ser una escritora conocida después del éxito de su primera novela. El baile narra el difícil paso a la edad adulta de una joven de catorce años. La familia Kampf, gracias a un golpe de fortuna en la bolsa, se han convertido en unos nuevos ricos que sólo buscan el reconocimiento por parte de la alta sociedad parisina de comienzos de siglo. Sin embargo, esta situación llena de pesar a su única hija Antoinette ya que las obligaciones y sumisiones por parte de su madre se suceden en su nueva vida. Cuando los padres deciden organizar un baile para presentarse ante lo más granado de la sociedad parisina y excluyen del acontecimiento a su hija, ésta buscará la manera de vengarse de ellos, sometiéndolos a una gran humillación. 

Lo realmente significativo de esta novela no es la historia narrada sino la visión despiadada de una sociedad individualista, egoísta, hipócrita y malvada ejemplificada en esta familia de nuevos burgueses. La obra denuncia los medios utilizados por estos individuos para establecerse y llegar a ser reconocidos por sus pretendidamente iguales, sin importarles las consecuencias. Esta anotación de la autora en la que comenta que no le interesa reflejar los grandes hechos históricos, "sólo hay que rozarlos, mientras se profundiza en la vida cotidiana y afectiva y, sobre todo, en la comedia que eso ofrece", sería una excelente definición para esta novela. 
La autora utiliza la ironía y el sarcasmo para retratar el arribismo social tan presente en la mente de los nuevos ricos. La escena donde se redactan las invitaciones para el baile deja al descubierto las vilezas del matrimonio y de una sociedad en la que impera, por encima de todo, las falsas apariencias y la hipocresía. La crítica social es, pues, uno de los motivos fundamentales de esta obra aunque no el único ya que la autora plasma de forma magistral el dolor de la joven frente al rechazo de sus padres y los deseos de venganza que van a guiar su conducta hasta el final. De esta forma, la necesidad de autoafirmación infantil, en su confrontación con la autoridad materna, será otro de los motivos de la obra.

Imagen del filme "Le Bal" (1931)
El retrato de los protagonistas es otro de los grandes aciertos de esta novela. La autora realiza una certera  indagación psicológica de cada uno de los personajes principales de la trama. El matrimonio Kampf es presentado como una familia vulgar, adinerada, egoísta, narcisista, cursi que no pueden ocultar su origen zafio cuando surge el problema. Les mueve la única ambición de integrarse al precio que sea en las altas estructuras sociales del París de principios de siglo. Su hija, Antoinette, marca la tensión narrativa de la historia ya que es el contrapunto que necesita la trama para que estalle el conflicto. Su relación con los adultos establece la pauta de la narración. El lector es testigo desde el principio de  los sentimientos de una joven que oscilan entre el amor, el odio, la envidia, el deseo, la frustración, el rencor. Durante el transcurso de la narración, Antoinette descubrirá la debilidad y las deficiencias de los mayores. Madre e hija son dos seres prisioneros de un mundo de apariencias que se encuentran solas e incomunicadas ya que la sociedad no atiende sus demandas. El ambiguo e inquietante final, escondido bajo un manto de falsa sentimentalidad muestra la evolución de estos dos personajes, contribuye a definir su carácter y nos muestra el triunfo de una joven que ha llegado a la edad adulta de forma abrupta.

Las difíciles relaciones de Irene con su madre son el eje central de muchas de sus novelas y esta no es una excepción.  Madame Kampf oculta a su hija para que la sociedad no pueda saber su verdadera edad. Una parte de la crítica vio en esta obra el deseo de la autora de saldar cuentas con una infancia infeliz, solitaria y desdichada en donde la figura de la madre brilló por su ausencia.

Esta obra ha sido definida en muchas ocasiones como “un prodigio de exactitud, una maquinaria narrativa que funciona con implacable determinación”. Y esto se debe a que su argumento nos traslada desde las primeras líneas esa tensión desasosegante e insoportable entre madre e hija. El relato incorpora de forma gradual toda una serie de elementos precisos (el desdén de la madre, el absentismo del padre, la forzada resignación de la institutriz, el ritmo vertiginoso, la acción condensada, etc.) para que el lector siga con avidez una historia que se manifiesta tensa desde el principio hasta el ansiado final con el objetivo de retratar una sociedad y unas conductas reflejo de un tiempo y una época en absoluto ejemplarizantes.


Algunas críticas insisten en que la obra aborda también otras cuestiones no menores como es la religiosa, muy presente en una Centroeuropa que veía con temor y preocupación la llegada de Hitler al poder en Alemania. La misma familia de Némirovsky se había convertido al cristianismo temiendo la represión contra los judíos y la familia Kampf en la obra se convierte también al cristianismo para escalar al poder.  “para avanzar en este mundo no hay más que seguir al pie de la letra la moral del Evangelio (…)  Si te dan una bofetada, pon la otra mejilla… El mundo es la mejor escuela de humildad cristiana.” Suspicaz la ironía de la autora hacia estos argumentos del cristianismo en una sociedad que no vería con muy buenos ojos el ascenso económico de algunos de los miembros del pueblo judío. 


Danielle Darrieux

Esta obra también tuvo su adaptación al cine, consagrando a una de sus actrices, la entonces desconocida Danielle Darrieux que con sólo catorce años protagonizó esta película dirigida por Wilhelm Thiele en 1931 con el título de Le Bal


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Juegos de vida


Arthur Schnitzler, Apuesta al amanecer (1929)

Arthur Schnitzler fue un reconocido narrador y dramaturgo nacido el 15 de mayo de 1862 en Viena en el seno de una acomodada familia de la burguesía judía de Viena. Recibió en su infancia una esmerada educación. Fue alumno de un prestigioso centro educativo en el que también estudiaron otras personalidades eminentes de la Viena literaria como Hugo von Hofmannsthal o  Peter Altenberg. Publica regularmente poemas y aforismos en varias revistas. 

En 1883 Schnitzler se licenció como oficial de la reserva, grado que perdió en 1900 tras el escándalo suscitado por la publicación de El teniente Gustl. Arthur comenzó a escribir sus primeras obras cuando todavía era un niño, pero abandonó la escritura con el fin de estudiar medicina en la Universidad de Viena, donde recibió su doctorado en 1885 siguiendo la tradición familiar. Trabajó en el Hospital General de Viena y más tarde ayudó a su padre  en la Policlínica General de Viena donde éste era director. Con el tiempo, abrió su propia clínica privada, lo que le permitió dedicar más su tiempo a sus esfuerzos literarios. Cuando era un joven doctor, Schnitzler se limitó a escribir artículos para revistas médicas aunque pronto empezó a escribir teatro, animado por su amante, la actriz Adele Sandrock. Su primer libro, Sterben, fue publicado por la casa editorial Fischer en 1895.

Schnitzler se casó con la actriz Olga Gussmann en 1903 y tuvo un hijo, Heinrich (1902) y una hija, Lili (1909). Sin embargo, su matrimonio fracasó y terminó en divorcio en 1921. En 1930 su hija se suicidó. Schnitzler nunca se recuperó de esta pérdida. Murió en octubre de 1931 en su casa en Viena, en vísperas del ascenso del partido nazi. Sus libros fueron prohibidos y quemados junto con los de otros escritores judíos como Marx, Freud y Einstein.

En 1890 Schnitzler formó con otros escritores conocidos suyos como Hugo von Hofmannsthal o Felix Salten un círculo de intelectuales que se reunían en el Café Griensteidl para discutir temas de actualidad y hablar de sus escritos. En esta época comienza su carrera como dramaturgo y publica estas sus primeras obras dramáticas por entregas. Pero Schnitzler no se dedica exclusivamente al teatro sino que empieza a publicar también relatos breves en revistas. 

Schnitzler alcanzó una importante reputación como autor teatral, sus piezas teatrales se estrenaron en los principales teatros austríacos y alemanes cosechando importantes éxitos. El autor vienés se interesó también por el cine, y llegó a escribir los guiones de varias películas inspiradas en sus obras. 

La obra de Arthur Schnitzler es un fiel reflejo de las debilidades morales de la sociedad austríaca de su tiempo por lo que fue haciéndose incómoda para el poder constituido, lo cual le ocasionaría no pocos problemas.  Además, Schnitzler dedicó su interés a la exploración narrativa de la psique humana. En sus escritos trabajó el significado y simbolismo de los sueños e introdujo la noción de inconsciente. Asimismo, se ocupó ampliamente de la conducta sexual de sus contemporáneos. Esta es la razón de que a menudo se le compare con Sigmund Freud, con quien compartió ideas e intereses similares. A pesar de que nunca se conocieron, Schnitzler y Freud mantuvieron una correspondencia nutrida que se prologó hasta el fin de sus vidas.

Uno de los más notorios mecanismos narrativos vinculados con el psicoanálisis es el monólogo interior o flujo de conciencia. Schnitzler fue el primer autor de lengua alemana que utilizó esta técnica en novelas como El teniente Gustl (1900) o La señorita Else (1924). Schnitzler criticó la sociedad y la hipocresía de su tiempo.


Apuesta al amanecer (1926), en la que el autor vuelve a tratar el tema del honor militar, pertenece a la última etapa del autor junto con otras novelas cortas como El regreso de Casanova (1919), La señorita Else (1924) y Relato soñado (1926).

Apuesta al amanecer es una historia breve pero intensa y dramática sobre una cuestión de honor y juego. Una mañana, el alférez Wilhelm Kasda recibe la visita de un amigo que le solicita su ayuda ante un problema económico considerable causado por desfalco cometido. Como el alférez no puede solucionar este problema por falta de medios, decide jugar su escasa fortuna a las cartas. La suerte, el destino, el honor y el azar del juego nos llevarán a un trágico desenlace ligado a desafortunados sucesos.


Schnitzler nos muestra en esta obra los devaneos psicológicos del protagonista que lo llevan a atravesar diferentes estados anímicos que van desde la euforia al desánimo pasando por la embriaguez del juego, la pasión y el destino cruel. En su tentativa de perfeccionar los moldes de la narración, el autor busca encontrar un cauce formal y estilístico que dé respuesta a esta dialéctica del protagonista.

La modernidad de la escritura aparece moldeada sobre la realidad psicológica de unos personajes que son fiel reflejo de la sociedad vienesa que el autor tan finamente observó. La obra nos trae a escena personajes, conflictos y situaciones muy comunes en esta época. Esta novela es, además, un excelente crisol donde se ven diferentes clases sociales que convivían bajo un mismo escenario.

Schnitzler es capaz de reflejar los diferentes estados de ánimo de los personajes pero su maestría reside en que el autor es capaz de retirarse, desaparecer como narrador, dejando a los personajes solos con sus conflictos que parece aludir a la relación todavía más compleja entre individuo y sociedad.

Pero la brevedad de la novela no es obstáculo para que en la obra se enfoquen toda una galería de temáticas complejas que atañen al honor, el azar o destino, la posición social, el dinero, la muerte, la vida, el amor, etc. desde ángulos y perspectivas diversas que son las que nos muestran algunos de los personajes. La concentración espacial y temporal hace que el ritmo de la novela sea, en muchas ocasiones vertiginoso y que la tensión avance sin demoras hasta el trágico desenlace final.


Algunas obras de este autor fueron llevadas al cine como es el caso La Señorita Else (1929) y Daybreak (1931), inspirada en nuestra obra Apuesta al amanecer, producción de la Metro Goldwyn-Mayer que fue dirigida por Jacques Feyder.



domingo, 2 de diciembre de 2012

El talento del lector

El pasado jueves, día 28 de Noviembre, inauguramos una nueva edición de los Encuentros literarios que desde hace años organizo en Coruña. Contamos con la presencia de Enrique Vila-Matas, un extraordinario escritor con una de las obras más originales e interesantes de la literatura española de estas décadas. Una compañera que utiliza el texto en alguna de sus conferencias, me habla de un artículo de Vila-Matas titulado El talento del lector, publicado hace unos años en el diario El País con motivo de la concesión del Premio Cervantes a Juan Marsé . Pienso que hablar de la figura del lector,de sus anhelos al leer un texto pero también de las exigencias que éste encierra,  puede ser un buen tema de debate para nuestro taller de lectura.  Cito aquí unas líneas de este artículo que espero inciten a la reflexión conjunta: 



… el libro estaba allí para recordarles o simplemente informarles, por si no lo sabían, que la literatura habla un lenguaje distinto, no opresor, muy diferente al resto de los lenguajes perversos que nos esclavizan con sus tiranías cotidianas: el lenguaje económico, político, religioso, familiar, televisivo (…) Respiran de nuevo los escritores que se desviven por un lector activo, por un lector lo suficientemente abierto como para permitir en su mente el dibujo de una conciencia radicalmente diferente a la suya propia. Si se exige talento a un escritor, debe exigírsele también al lector. Porque no hay que engañarse: el viaje de la lectura pasa muchas veces por terrenos difíciles que exigen tolerancia, espíritu libre, capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguaje distinto al de nuestras tiranías cotidianas (…) Las mismas habilidades que se necesitan para escribir se necesitan para leer. Los escritores fallan a los lectores, pero también ocurre al revés y los lectores les fallan a los escritores cuando sólo buscan en estos la confirmación de que el mundo es como lo ven ellos. Los nuevos tiempos traen esa revisión y renovación del pacto exigente entre escritores y lectores. Vuelve el lector con talento. ..
(El País, 23 de abril de 2009)

martes, 20 de noviembre de 2012

Poética del desarraigo


Hotel Savoy. Joseph Roth

Josep Roth (Brody,1894 - París, 1939) novelista y periodista austríaco de origen judío, aunque se convirtió al catolicismo debido a su fidelidad a la casa real Austro-Húngara. Roth pertenece a esa saga de grandes narradores centroeuropeos de principios del siglo XX. Al igual que alguno de sus contemporáneos su obra fue reconocida póstumamente.  Su biografía nos indica que su infancia transcurrió en la casa de distintos familiares ya que su padre los abandonó antes de nacer Joseph. Empezó sus estudios de literatura y filosofía en la Universidad de Lemberg y los terminó en la de Viena. Participó en la Primera Guerra Mundial en el ejército austríaco aunque probablemente trabajara en un puesto de oficina. La guerra junto con la caída del Imperio de los Habsburgo en 1918 crean un profundo sentimiento de “pérdida de la patria” que se refleja en casi toda la obra de este autor.

Una vez terminada la guerra, trabaja en distintos diarios de prensa primero en Viena y luego en Berlín.  Será corresponsal para el FrankfurterZeitung, lo que le lleva a viajar por toda Europa. Su mujer, Friederiche Reichler, judía de Galitzia a la que había conocido en 1919, padecía esquizofrenia y fue confinada en sanatorios y otras instituciones desde 1929. Esto le sumió en una profunda crisis, tanto emocional como financiera. Pese a todas las dificultades se convirtió en uno de los más afamados escritores de la Europa de entreguerras.  Sólo después de la publicación de Job (1930) y La marcha de Radetzky (1932) tuvo verdadero éxito como novelista. Sobrevivió, fundamentalmente, de los derechos de autor, ya que se hicieron numerosas traducciones de sus obras.

En 1933, con la llegada del nazismo sus obras fueron quemadas y Roth tuvo que trasladarse de una ciudad europea a otra, viviendo en hoteles y escribiendo en las mesas de los cafés. Residió principalmente en París, ciudad en la que su salud acabó de degradarse por su alcoholismo. Muere en esta ciudad el 27 de mayo de 1939. Su familia desapareció en un campo de concentración y su mujer fue objeto de eutanasia legal.


Hotel Savoy (1924) es una de las primeras novelas de Josep Roth. La acción transcurre en el hotel de una incierta ciudad de Europa del Este a donde llega el protagonista, Gabriel Dan, liberado de un campo de concentración al término de la primera guerra mundial.  El protagonista se instala en este hotel de fachada y apariencia majestuosa pero que encierra en su interior todo un microcosmos, reflejo de una sociedad rígidamente jerarquizada.

El autor, con una hábil maestría, nos sumerge en un laberinto recorrido por un enjambre de personajes estrafalarios que nos muestran sus miserias de manera descarnada. De esta forma, conoceremos a la bailarina Stasia,  al payaso Santschin, al misterioso ascensorista Ignatz o al amigo revolucionario Zwonimir, entre la extensa galería de personajes que recorren este universo literario.  Y frente a estos personajes está el club de los poderosos representado por el tío de Gabriel, el primo Alexander o el millonario Bloomfield que representan otro tipo de miseria, la moral. 

El tema del desarraigo está muy presente en esta historia al igual que lo está en toda la novelística del autor. Los personajes que habitan el hotel están de paso, son todos inadaptados, personajes sin rumbo fijo que deambulan desorientados por los pasillos del hotel o por las calles de la ciudad. Además,  Hotel Savoy  es también una novela de desaliento, de incertidumbre existencial  y de fragilidad humana. Los personajes añoran o buscan una patria o un lugar donde permanecer bien sea en la habitación de un hotel, en una ciudad (París para Stasia) o en un país (América).

Algunos de los rasgos que caracterizan la narrativa de este autor, se observan ya en esta novela: 

  • El autor combina técnicas narrativas tradicionales como es el uso de un narrador omnisciente o el desarrollo de la acción en un tiempo lineal con técnicas más innovadoras como es el retrato fragmentado que hace de algunos personajes en la obra o el uso de un espacio simbólico.

  • Visión realista del entorno en la que se combinan nuevamente elementos vanguardistas en las descripciones de los personajes y con tintes bastantes kafkianos en muchas de las situaciones que se nos muestran.

  • El estilo del autor es muy transparente basado en la utilización de la frase corta lo que da mucho dinamismo a sus narraciones.

  • El autor es un agudo observador de la realidad capaz de mostrar a los protagonistas  con trazos breves pero certeros.  Incluso los personajes presentados de forma fugaz dejan en nuestra retina una huella honda.

  • El protagonista de esta novela, al igual que sucederá con otros personajes de sus primeras novelas, sufren un movimiento narrativo de retroceso en su proceso evolutivo.

  • La ironía es otro rasgo de estilo que se puede apreciar en su novelística. La amarga ironía de Hotel Savoy es la que nos muestra que los únicos personajes capaces de adaptarse al nuevo orden social establecido son los más infames.

  • La obra de Roth ha sido analizada como una permanente alegoría de la desubicación y la incertidumbre consustancial al hombre contemporáneo. Casi todos los protagonistas de sus obras son personajes que no encuentran su lugar en el mundo y ,en este sentido, Gabriel Dan es un excelente ejemplo.